Leyendas urbanas de España parte 1

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- La Cueva de Salamanca


Esta leyenda involucra la lamada Cueva de Salamanca, una antigua cripta subterránea que perteneció a la ahora desaparecida iglesia de San Cebrián. Aquel fue un templo románico de repoblación levantado en el siglo XII cuya desaparición data del siglo XVI.

Según cuenta la leyenda, era en esta cripta donde Satanás, bajo la apariencia de un sacristán, impartía sus doctrinas de ciencias ocultas, magia, adivinación y astrología a siete alumnos durante siete años. Durante ese tiempo ninguno de ellos podía comentar que clases de cosas aprendía en esas clases, y además, un solo alumno elegido al azar debía pagar las clases del resto.
Tras este tiempo, uno de ellos debía quedarse de por vida en la cueva a su servicio. Se relata también que uno de estos alumnos fue Enrique de Aragón, Marqués de Villena y de quien la torre recibe su nombre, el cual engañó al diablo para no quedar a su servicio, y a cambio perdió su sombra.

La leyenda de la Cueva Salamanca viajó por América y es por esto que en países como Chile, Argentina, Brasil, Uruguay o Colombia podemos encontrar algunas cuevas llamadas “salamancas” en las que los chamanes locales adquieren sus conocimientos mágicos.


- El carro de la muerte


El "carru de la muerte" es un carro que vuela por los cielos nocturnos asturianos buscando a los moribundos para recoger el alma de éstos cuando fallecen.

En algunas historias se cuenta que lo acompaña una serie de figuras encapuchadas vestidas de blanco. En otras, el carro va tirado por dos caballos invisibles y vaga por los caminos con ruedas de corcho para que no se le oiga ir por los caminos. El conductor del carro es la última persona en fallecer el año anterior en la parroquia (siendo relevado por el nuevo último fallecido tras el cambio de año, y así sucesivamente), quien se detiene enfrente de la casa del moribundo y dice la siguiente frase “salga fulano que aquí lo buscan”. Si el moribundo en efecto sale, el conductor lo hace subir al carro, llevándoselo después al Más Allá.


- El sillón del diablo


La historia del sillón del Diablo se remonta al año 1550, cuando se fundó la primera cátedra de anatomía humana de España en la Facultad de Medicina de la Universidad de Valladolid, dirigida por Alonso Rodríguez de Guevara, quien llevó a cabo las primeras disecciones humanas en España, gracias a un permiso real. A dicha universidad asistió un curioso joven portugués que apenas pasaba de los 20 años, de origen sefardí, cuyo nombre era Andrés de Proaza, con gran interés por la medicina y en especial por la anatomía humana. El mismo año en que llegaba el sefardí a Valladolid, un niño de 9 años desapareció justo en la zona de la calle Esgueva, la misma calle en la que había alquilado una casa. Los vecinos denunciaron a las autoridades que del sótano de la casa del portugués, cuya parte trasera daba a la calle Solanilla, se podían oír llantos y gritos, además que aseguraron ver cómo salía agua manchada con sangre por el desagüe de aquella vivienda.

En el sótano encontraron una mesa de madera con el cuerpo descuartizado del niño desaparecido y junto a este, cadáveres de perros y gatos diseccionados. El sefardí confesó allí mismo entre lágrimas. Tenía un pacto con el Diablo que se le había aparecido a través del sillón que estaba en su escritorio, allí se sentaba y solamente podía escribir macabros textos nigrománticos o sobre cómo realizar una autopsia a una persona viva inspirados por un extraño trance. Dice que llevando a la práctica los dictados del diablo, el propio Satán le conferiría toda la sabiduría del mundo en medicina. Tras ser detenido se procedió a inspeccionar el resto del domicilio, así encontraron el sillón. Era un mueble nuevo de brazos desmontables de madera de nogal que tiene el respaldo y el asentamiento de cuero decorados con motivos florales, dibujados mediante pespuntes, y geométricos, repujados.

El portugués fue condenado a morir en la hoguera por el tribunal de la Inquisición. El sillón pasó a formar parte en algún almacén de la Villa y, poco después, pasaron a formar parte del mobiliario de la Universidad de Valladolid. Cuenta la leyenda que aquel que se sienta en el sillón del diablo varias veces, si no es médico, muere a los dos o tres días. Pero si eres médico podrías adquirir todo el conocimiento sobre las curas y enfermedades del mundo. Y alguna cosa extraña debió pasar desde aquellos lejanos años del siglo XVI… Puesto que el sillón se catalogó en pleno siglo XX en una extraña ubicación: estaba situado en la antigua capilla de la Universidad de Valladolid, sujeta a la pared boca abajo y a una buena altura para que nadie se pudiera sentar.

Dicen que una vez un vigilante nocturno de la Universidad se sentó por equivocación en la silla maldita, y falleció poco después. También cuentan que un albañil se sentaba de vez en cuando en el sillón durante una jornada y murió pocos días después...


- El fantasma del Palacio de Linares


Esta historia trata sobre la actual sede de Casa de América, antiguamente Palacio de linartes. La leyenda del edificio alberga, además de las instalaciones de la institución que fomenta la cultura hispanoamericana, la leyenda del fruto de un incesto familiar y de una hija nacida con el estigma de una oscura maldición.

La denominada leyenda de los Marqueses de Linares se remonta a mediados del siglo XIX, cuando José de Murga y Reolid, Marqués de Linares, comunicó a su padre, Mateo Murga Michelena, que quería casarse con Raimunda de Osorio y Ortega, una joven de condición humilde.  Pero a pesar de que su padre siempre le había recomendado que se casara por amor, encontró la total oposición del mismo, hasta el punto de que le envió a Inglaterra. Sin embargo, la muerte de su padre le sorprendió durante el viaje. La leyenda cuenta que José de Murga, revisando los documentos de su difunto padre, encontró una carta dirigida a él en la que le explicaba su oposición: Raimunda, ya su esposa, en realidad era su hemanastra como resultado de una relación con una cigarrera. Como consecuencia de ello, José de Murga decidió dirigirse al Papa León XIII, quien le concedió una bula papal que autorizaba a los esposos vivir juntos, pero en castidad.

Lo más escalofriante se remonta a unas supuestas psicofonías que se realizaron en mayo de 1990, en las que se escuchaban diversas frases inquietantes. Tras la gran expectación que causaron estas psicofonías durante mucho tiempo, posteriormente diversas “investigaciones” incidieron en la falsedad de las psicofonías, así como de otras “pruebas” de la existencia de los fantasmas.
La verdad es que sólo se trata de una leyenda. Entre otros detalles, Raimunda no era hija de una cigarrera y la bula papal nunca existió. Lo cierto de la historia es que los marqueses de Linares no tuvieron hijos, y quince años después decidieron prohijar a una niña llamada Raimunda Avecilla.


- Ricky Martin y la mermelada



La anécdota de Ricky Martin, el perro y la mermelada posiblemente sea una de las leyendas urbanas más extendidas en la historia de la televisión española. Y también una de las más...extrañas.

Todo empieza con unos padres que quieren darle una sorpresa a su hija adolescente y, con ese fin, se ponen en contacto con el cantante Ricky Martin gracias a la mediación de un programa de TV llamado "Sorpresa Sorpresa" (1999). Se supone que Ricky Martin se apostó en el armario de la joven para sorprenderla cuando llegase a casa. La adolescente entra en su habitación, ignorando que está siendo grabada, y supuestamente coge un bote de mermelada, se la unta en la zona genital de su cuerpo y llama a su perro para que la lamiese. Los espectadores, supuestamente, quedaron estupefactos, y el propio Ricky no podía dar crédito a lo que veían sus ojos desde el armario de la joven. Todo esto sucede, en teoría, con los padres de la sorprendida sentados en plató y viendo lo que está pasando.
La noticia corrió como la pólvora y se convirtió en uno de los temas de conversación predilectos de los españoles.
Como es lógico, nunca ocurrió nada parecido, a pesar de tanta gente que aseguraba haberlo visto. Incluso el caso fue investigado al aparecer en periódicos sensacionalistas.

La leyenda urbana no era nueva por entonces. Jan Harold Brunvand, en su libro «El fabuloso libro de las leyendas urbanas: Demasiado bueno para ser cierto», recogió una historia similar, pero que no guardaba relación con la televisión ni con una estrella del espectáculo. El relato es mucho más simple: un grupo de chicas se escondieron en el sótano de una de sus amigas para felicitarle por sorpresa el cumpleaños, pero las sorprendidas resultaron ser ellas cuando la descubrieron untándose mantequilla de cacahuete para disfrute de su mascota. Ese es seguramente el origen de esta leyenda

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