Leyendas de Nueva York parte 2

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Otras 4 leyendas urbanas de Nueva York:

- Si dejas caer un centavo del Empire State Building puedes matar a alguien



Se dice que si dejas caer un centavo desde lo alto del Empire State Building, se acelerará a una velocidad tal que si le diera a alguien, lo mataría.



Es una leyenda urbana que todos hemos oído alguna vez: si te cae en la cabeza una moneda lanzada desde lo alto de un rascacielos podría matarte. El escenario suele ser Nueva York, la moneda un centavo y el edificio el Empire State Building.

Lógicamente no es cierto. Como mucho, si te cayera en la cabeza un centavo desde esa altura te picaría un poco, pero ya. De hecho, aunque alguien lanzara un centavo desde un avión que vuela a 35.000 pies de altura y te diera de lleno, te picaría un poco más, pero no te haría ningún daño real, y mucho menos te mataría.

El Empire State Building tiene 1.250 pies de altura. Y en el supuesto de que no contaramos con la resistencia del aire, en el momento del impacto, el centavo llevaría una velocidad máxima de 190 km/h aproximadamente, y tardaría unos 9 segundos en tocar el suelo. No es suficiente para matar a alguien, claro.

Louis Bloomfield, físico de la Universidad de Virginia, lo sabe bien. Como parte de una investigación, en 2012 utilizó túneles de viento y globos de helio para recrear la caída de un centavo estadounidense desde lo alto de un rascacielos. Se usó a sí mismo como diana, y al caerle en la cabeza comprobó no solo que no le mataba, obviamente, sino que el golpe era perfectamente soportable.
La otra opción sería cambiar la moneda por un bolígrafo. Lanzado desde lo alto de un rascacielos, un simple boli si que podría ser muy peligroso. Dependiendo de su diseño, podría girar como una ruleta y descender con una trayectoria errática o podría caer recto como una flecha. "En este último caso, podría caer a una velocidad de 320 kilómetros por hora. Aterrizaría golpeando un área muy pequeña con mucho ímpetu. Podría fracturar el hormigón de la acera, se quedaría clavado si cayese sobre madera y, desde luego, no querrías que te cayese en la cabeza".

Hubo incluso un programa de televisión que en 2003 puso a prueba el mito:



- El Tesoro del pirata Captain William Kidd está enterrado en Liberty Island


El Capitán William Kidd fue colgado por piratería en 1701, y las leyendas de su tesoro enterrado han despertado la imaginación de muchos desde entonces. La leyenda dice que el Capitán, antes de ser detenido, enterró su tesoro en la isla de Bedloe, ahora conocida como Isla de la Libertad. Y sonaba tan bien que, ya en el siglo XIX, dos soldados destinados en Fort Wood decidieron buscar el tesoro.

Para encontrarlo, acudieron a un vidente, que les mandó a buscar la roca más plana que pudieran encontrar, a medianoche, en luna llena. Según la leyenda, encontraron el tesoro, pero al hacerlo despertaron al fantasma del capitán, los soldados huyeron, y, cuando volvieron, el fantasma y el cofre del tesoro habían desaparecido. 

El 14 de agosto de 1892, The New York Times publicó un articulo relatando los acontecimientos; y en 2005 la historia se relató con un toque dramático en la novela ‘Spooky New York‘, de S.E.E. Schlosser.

El capitán Kidd

Antes de que Liberty Island se convirtiera en un simbolo de patriotismo estadounidense, fue la supuesta ubicación del tesoro escondido del pirata William Kidd. Kidd era un marinero escocés.
La leyenda del tesoro de Kidd creció durante siglos. Se dice que se despertó al fantasma del capitán, aunque otras versiones hablan de que se encontraron con un ser demoníaco, negro y con cuernos.

Evidentemente, esto nunca se ha probado, nunca se encontró ni hubo pruebas de ningún tesoro en dicha isla. Es más, existen muchas otras leyendas pertenecientes a otros lugares donde se supone que está el famoso tesoro (si existe).


- Patinadoras fantasma



Si alguna vez te encuentras en Central Park y ves a dos mujeres vestidas de la época victoriana patinando sobre hielo, estarás viendo a los fantasmas de Rosetta y Janet Van der Voort. La leyenda cuenta con numerosas historias de gente que dice haber visto a estas hermanas, que vivían en Manhattan en el siglo XIX y que se dice que les encantaba patinar sobre hielo. Murieron en 1880 con meses de diferencia y desde entonces se han registrado muchas historias sobre ellas. 

Uno de los más famosos lugares "encantados" de Central Park.

Después de la muerte de las hermanas, durante la Primera Guerra Mundial, los testigos comenzaron a reportar visiones cerca de la 59 ª Calle Pond. Durante los dos los meses de verano e invierno las personas declararon que vieron a las hermanas Van Der Voort patinando en este estanque. Ambas son vistas con vestidos pasados ​​de moda, uno rojo y uno morado.
Lo más extraño es el hecho de sus pies no tocan el suelo. Sus patines de plata se veían deslizandose sobre el hielo haciendo una serie de ochos interminables. Además se dice que estas hermanas aparecen con mayor frecuencia cuando hay padres "sobreprotectores" que visitan la laguna.

Las hermanas

Sólo hay un problema con esta historia, Wollman Rink, el lago dónde supuestamente las hermanas patinaban siempre, fue construido en 1949, 69 años después de su muerte.



- El tren secreto del Waldorf Astoria



Esta leyenda está situada en la estación de tren del hotel Waldorf Astoria. De la que se dice que oculta una estación de tren abandonada de la que no se conoce su uso exacto. Es decir, una estación de tren en los sótanos de un lujoso hotel.

El hotel ha sido uno de los iconos del lujo de Manhattan desde su fundación en 1931. Hoy está rodeado de establecimientos más exclusivos pero sigue siendo un destino fantástico por su privilegiada situación en la zona del midtown y a unos pocos pasos de la estación Grand Central.

Está tan cerca, de hecho, que tiene su propio andén privado, ahora en desuso, es verdad. El presidente Roosvelt lo usó al menos en cuatro ocasiones para entrar al hotel sin tener que aparcar el coche oficial en la puerta. Su tren acorazado aún está estacionado bajo el hotel y es uno de los destinos preferidos por los aficionados a la arqueología urbana de Manhattan. El acceso está restringido pero se puede llegar desde las vías de la estación Grand Central. Nunca fue una estación pensada para el transporte de pasajeros en realidad.

Foto de la estación, y el tren

Aunque su uso más importante en la historia fue el de Roosevelt en los años 30, la plataforma fue construida en 1913 (aunque no quedara constancia en los mapas). Tenía como destino una central eléctrica, hasta que fue sustituida por el Waldorf Astoria. Como consecuencia, la vía y los andenes se mantuvieron. Los propietarios de la estación esperaron hasta finales de los años 80 para reconocer su existencia.

Aunque su existencia no es un secreto nunca más poco se sabe del uso que se le ha dado a lo largo de los años. Dicen que la última ocasión en la que se permitió el acceso público fue durante una fiesta en 1965 organizada por Andy Warhol y durante los años 70 y 80 fue un improvisado refugio ocupado por vagabundos, resguardados del frío de Nueva York junto a un ascensor que un día llevó presidentes hasta la suite más lujosa de la ciudad.

No se puede visitar ya turísticamente, pero como curiosidad Hitler sabía de su importancia como vía de escape para el presidente y el resto de líderes políticos que se alojaran allí, y durante la Segunda Guerra Mundial estuvo en el punto de mira del dictador.
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