El árbol del Diablo

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En el Oak Hammock Park, dentro del Municipio de Bernards en Nueva Jersey, yace un viejo roble de aspecto siniestro, con las ramas abiertas hacia el cielo, como si fuesen brazos de condenados al infierno, paralizados en medio de sus movimientos llenos de angustia y desesperación. Le llaman el Árbol del Diablo: La leyenda dice que a su alrededor ocurren cosas inexplicables, y que muchos han perecido bajo sus ásperas ramas.
Ahora, y si nos preguntamos por qué nadie ha quemado el árbol o lo ha cortado, la respuesta se resume en una sola palabra: miedo. Y es que, quienes han golpeado al árbol o se han burlado de él, han experimentado accidentes de tráfico, daños en el coche, o algún otro suceso nefasto. Es como si el árbol se protegiese a sí mismo mandando mala suerte a quienes lo ponen en peligro, o al menos eso da a entender lo sucedido en aquella ocasión donde, tras emitirse la orden de derribarlo, los trabajadores encargados de cortarlo no pudieron hacer nada: primero porque las sierras eléctricas dejaron de funcionar inexplicablemente al encenderse cerca del objetivo, segundo porque, tras volver a funcionar inexplicablemente una vez que estuvieron lejos, los dientes de las sierras se rompieron cuando intentaron penetrar en aquella endemoniada madera, y tercero porque, al tratar de cortar con hachas, las hojas de metal se salieron tras los primeros golpes…Cuentan que, al acercarse al Árbol del Diablo, una sensación de opresión se apodera de ellos, como si en el ambiente se respirase la maldad. Inclusive, algunos han dicho que percibieron gritos sin fuente aparente, o que vieron sombras o siluetas encapuchadas, merodeando con actitud acechante y escurridiza. Pero lo más sorprendente es la historia del carro negro fantasma, que ha perseguido a algunos después de que treparon en sus coches para alejarse del funesto lugar. Ese coche los persigue, castiga con su presencia la valentía de los curiosos, pero siempre desaparece inexplicablemente cuando el coche de las víctimas se aproxima a la carretera principal.
Claro que alguien podría intentar acabar con el árbol de otra forma, pero todo el que se acerca siente miedo inexplicablemente; y nadie, tras haber respirado el horror que impera en torno al árbol, pensará en eliminarlo sin creer que por ello podría también sufrir la muerte o algo todavía peor…
Otro aspecto interesante de la leyenda, es que el árbol siempre se mantiene caliente al tacto, incluso si hace mucho frío y cae nieve. Es como si de un cuerpo humano se tratase, como si su seca madera fuese carne cálida, palpitante como las vísceras de los seres que, en los numerosos rituales satánicos que se han efectuado junto a él, han sido ofrecidos, sacrificados (hablamos de sacrificios de animales, de humanos no es seguro) al Señor de las Tinieblas… Conjuntamente, el calor constante del árbol es acompañado por pequeñas (unas zonas de unos 3 o 2 metros cuadrados más o menos) frías alrededor, las cuales siempre están, incluso en los meses de más calor; y es que, según el conocimiento esotérico y parapsicológico, el frío inexplicable es algo que acompaña a las presencias malignas…
Como vemos, el Árbol del Diablo tiene impreso el sello de la muerte, y han sido muchos los sucesos ocurridos junto a él: supuestas ejecuciones de esclavos rebeldes en siglos pasados, reuniones y linchamientos efectuados por el Ku Klux Klan, suicidios, un hombre que mató a su familia y después se ahorcó, y sobre todo el caso del asesino Gerard John Schaefer, que violó, mutiló, ahorcó y enterró a dos chicas junto al árbol, volviendo días después para cometer abominables actos de necrofilia con los cadáveres…
Finalmente, se sabe de fotos que muestran ectoplasma, orbes o cosas raras cerca del árbol, pero son muy pocas porque casi siempre las cámaras dejan de funcionar cuando están cerca del Árbol del Diablo.

Este es un caso típico de leyenda urbana, en este caso sobre un árbol (hay unas cuantas). Como suele ocurrir en estos casos nada está demostrado y los accidentes que supuestamente ocurren son meras historias que van de boca en boca.

Quizás el suceso más escalofriante y real ocurrido en este árbol sea el del asesino Gerard John Schafer. Schaefer ató, amordazó, violó, ahorcó y luego enterró a las chicas de 19 años de edad Collette Goodenough, y Barbara Ann Wilcox en el Árbol del Diablo. Durante los próximos cinco días después de matar a las niñas, Schaefer volvió a la escena en varias ocasiones para mantener relaciones sexuales con los cuerpos en descomposición.


Cuatro años más tarde, en enero de 1977, dos hombres encontraron los esqueletos de las niñas junto con dos cuerdas deterioradas atadas con una soga de ahorcado. Desde entonces, ha habido informes de fieles encapuchados, satánicos que bailan alrededor del árbol y que realizan diversos rituales. Algunos dicen que todavía puede oír los gritos de las chicas durante ciertas noches tristes, oscuros. Pero como siempre son más bien rumores.

En 1995, Gerard John Schaefer fue apuñalado hasta la muerte en la cárcel.


Algunos testigos afirman que son perseguidos por las chicas muertas. Gritos horripilantes extraños han sido escuchados. Corrientes de aire frío también persisten en ciertas áreas del parque, un signo de infestación satánica. 

Antes de que el Oak Hammock Park fuera construido, varias personas intentaron cortar el roble abajo, pero parece que las motosierras y hachas se negaron a trabajar cuando cerca del árbol. 
En 1993, dos niños fueron perseguidos por el bosque por misteriosas figuras encapuchadas, que desaparecieron cuando los chicos llegaron a la carretera principal. De hecho, había tantos informes sobre actividad paranormal que, en 1992, un sacerdote realizó un exorcismo y colocó una cruz en la base de la encina. Sin embargo también son muchas personas las que lo han visto sin escuchar ni sentir nada. Cosas de leyendas urbanas...






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